Ayer se fue; mañana no ha llegado;
hoy se está yendo sin parar un punto;
soy un fue, y un será, y un es cansado.

lunes, 7 de febrero de 2011

Y más de lo mismo

Desde el último examen, no había vuelto a escribir ni en la libreta de Pac Man que suele acompañarme, ni en el blog. De un examen, el de Técnicas de Interpretación Consecutiva I, del que salí bastante satisfecha conmigo misma (a pesar de que solo fue un siete, que se convirtió, gracias a los estúpidos porcentajes, en un seis, pero de las notas y de los dioses, perdón, profesores, hablaré en otro momento) a un examen , el de TIC II, que me salió fatal. Me ahorraré detalles, ya que bastante tengo con revivir en mi cabeza la escena del examen una y otra vez, escena que empeora, si cabe, mis noches, si ya de por sí duermo poco y mal.

Parece que no aprendo o parece que la situación se repite una y otra vez. No sé, el caso es que me encuentro sin fuerzas de seguir, porque nada merece la pena. Y no es que se trate de una sensación derrotista, sino que es la sensación de ir subiendo una pendiente que, a pesar de todo el esfuerzo que se emplee, se hace cada vez más y más empinada, hasta llegar a formar un ángulo de 90º. Es decir, que  terminas resbalando hacia abajo sin remedio. 

Y sé que mis metáforas resultan un tanto extrañas, pero es que esa es la sensación. Da igual cómo lo hagas, da igual que te esfuerces continuamente en subir hasta la cima de la montaña: siempre habrá alguien que, cuando te quede poquísimo para llegar y plantar de una vez la bandera, la inclinará y la inclinará. No vale la pena resistirse: hagas lo que hagas, terminarás resbalando y cayendo hasta abajo. Y vuelta a escalar.

No es pesimismo, no es derrotismo, es asimilar la situación: ya en tercero de carrera va siendo hora de asimilarla. Lo que sé es que nadie, saque las notas que saque (ya que esto, todavía, son elucubraciones), va a decir si soy buena o mala traductora o intérprete, que las notas en la carrera no determinan, ni de lejos, cómo será tu trabajo en el futuro. Claro que esas notas molestan bastante, ya que en muchas ocasiones se convierten en obstáculos. Pero, al final, tendré mi título y mientras (espero), mi nivel de japonés será lo suficientemente bueno como para hacerme valer no por mi licenciatura en Traducción e Interpretación, sino por mi Nôken (sea cual sea) y por un "por cierto, soy licenciada en Traducción e Interpretación"; pero después de haber demostrado mis conocimientos de japonés.

Es una pena, pero licenciados (o graduados, si habéis tenido la desgracia de pillar -o de que os pille- Bolonia) los hay y los habrá a patadas. Hay que hacerse valer y poco importan las notas que se vayan obteniendo durante la carrera. Ya digo que esas notas solo serán obstáculos si te interesa una beca o si quieres mostrar tu currículum. Pero, a efectos prácticos, lo que importa es la capacidad de cada uno. Y la experiencia. Y eso, seamos realistas, no lo da la carrera.

No sé si es pesimista u optimista, pero es la verdad. Y con esto, una entrada más para el blog. Mañana, vuelta a la normalidad.

3 comentarios:

Antonio Tajuelo RESPONDER dijo...

Correcto total!

En mi opinión, tener una carrera simplemente es "lo básico". Más allá de eso hay otras muchas cosas muy importantes y diferentes tipos de conocimientos que no siempre se aprenden en la universidad ;)

Suerte en esta carrera de fondo llamada universidad, Genrou! ^w^

sanosuke RESPONDER dijo...

La carrera y las notas te terminarán por dar lo mismo al buscar curro, por lo que estoy descubriendo en estos dos años es que lo que menos les interesa a las empresas son las notas de la carrera, sino los cursos que has hecho (es decir, si tienes iniciativa y te has dedicado a algo más) y sobre todo conocimientos de informática además de saber expresarte y tener imaginación.

No te desanimes y suerte!!

Genrou RESPONDER dijo...

¡Gracias a los dos! (Tarde, tarde, tardísimo, no tiene perdón).

Son épocas de bajón y de subidón o, más bien, de realismo, sí, cada vez tengo más clara la importancia de la carrera.

Saluditosus y gracias.

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