Ayer se fue; mañana no ha llegado;
hoy se está yendo sin parar un punto;
soy un fue, y un será, y un es cansado.

lunes, 20 de julio de 2009

La vuelta

Nunca me había pasado (al menos, no tanto): no quería volver a casa. Nada, nada, nada. Cómo de bien estaba para no querer volver... Otras veces me había ido fuera y llegaba un momento en que quería volver a casa. Que echaba de menos a mis padres. Esta vez ha sido todo lo contrario: me dio mucha pena despedirme de los amigos que hice allí y... sí, echaba de menos a mis padres, pero no tanto como debería. Yo siempre me he considerado bastante pegada a ellos, pero estas dos semanas sola me han hecho despegarme bastante, ser algo así como más independiente. El nudo en la garganta me acompañó todo el viaje, por cierto, y cuando llegué a Madrid tuve que ocultar mi tristeza en forma de cansancio (aunque sabrían perfectamente que no solo estaba cansada).

El domingo, al final, me quedé en casa. Al ver de cerca la rutina, los días iguales, con sus mañanas iguales, sus desayunos iguales, sus comidas iguales... Después de estar en Londres que no paraba (un poco bastante busybody), estar sin hacer nada me deprimió bastante...

Hoy tengo que hacer algunas cosas: ir al médico (tengo la garganta un poco fastidiada, aunque no me duele, pero quiero curarme en salud -nunca mejor dicho-), ponerle las pilas a otro reloj (recordemos que el que tenía se me estropeó), cambiar las libras que me quedaron, llevar el ordenador a ver qué le pasa ahora (dice que la copia de Windows no es original), llevar el móvil (seguramente será la batería)..., y quería comprarme un ipod, porque siempre he escuchado la música en el móvil y me apetece tener muchísima música toda ordenadita.

Volviendo a Londres, no puedo evitar pensar: "ahora estarán haciendo esto; ahora, esto otro..."; de hecho, ahora estarán en clase...

Tengo que organizarme estos días, porque si no, puedo morir de la depresión y el aburrimiento, en serio.

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