De vacaciones y pensamientos varios

La entrada número 530 es para decir que ya estoy de vacaciones. No lo digo entre admiraciones no porque no me haga ilusión (demasiados noes seguidos, vamos a terminar perdiéndonos), sino porque no es lo mismo que antes: terminas los exámenes y "¡ah, por fin! Ahora, a descansar", sino que vale, ahora tengo más tiempo... ¿Más tiempo para qué? ¡Para hacer deberes! Una montaña de deberes se acumula en mi mesa... Bueno, vale, estoy exagerando. Se acumula en mi agenda: "Hacer esto, hacer esto otro..." que al final parece más de lo que realmente es. Y luego están los puñeteros trabajos... Qué asco de trabajos. Y de deberes. Sigo con lo mismo: esto es como el instituto.

No quiero releer el párrafo anterior porque debe de ser un caos absoluto. Pero lo dejaré así. Porque no todo es malo: todo se ha ido solucionando. Digamos que la inquietud que tenía en la entrada anterior ha dejado de tener razón de ser. No sé si es porque estoy falta de ideas que estoy escribiendo tan formalita. O será que siempre escribo así, ¿no?

Bueno, está claro que el blog no pasa por uno de sus mejores momentos por la sencilla razón de que no le hago caso; espera, rectifico, sí que le hago caso, pero no saco tiempo para escribir entradas decentes (esta no lo es, sin ir más lejos). En fin, que sepáis (vosotros, lectores, y tú, blog) que no pienso cerrarlo ni nada, le tengo muchísimo cariño, me ha acompañado muchos años (y quiero que lo siga haciendo), así que tened algo de paciencia hasta que vuelva a hablar de anime (primero tendré que verlo), os cuente mi vida (de manera más detallada y no con datos tan vagos), os enseñe curiosidades, etc., etc. Pero he de decir que estoy cambiando bastante; al menos, de cara al exterior, así que más bien debería decir que los cambios consisten en... en mostrar cómo soy en realidad. Al menos, eso creo.

Es curioso cómo se refleja uno en la forma y el contenido de la entrada que está escribiendo, ¿verdad? ¿No está saliendo un poco extraña?

Por lo pronto, sabed que estoy bien (muy bien, de hecho) y que desde mi cuarto veo el patio nevado. ¡Porque sí, ha nevado! ¡Aquí, en Madrid! (Si parece que fue ayer cuando me quedé atrapada en Chamartín, y ya ha pasado un año...) Y... poco más, la verdad. Debería volver al trabajo, ¿no creéis?