La novelita de Genrou: Capítulo 01. El secreto de Genrou

Resumen del capítulo anterior: Genrou ya ha comenzado el instituto. Su secreto estaba a salvo, hasta que...

Capítulo 01. El secreto

Estábamos en clase de Sociales y el profesor repartía los exámenes. Entonces, al ver el mío, dijo:

-¿Saitô? ¿No se llama así...?- Debo tomar aire- ...¿No se llama así el director de este centro? -Lo recuerdo como si fuera ayer.

-Sí. -Contesté, con voz débil

-¿Y qué es? ¿Su tío, su...?

-Es mi padre -Contesté con una voz más rotunda, a pesar del nudo que tenía en la garganta

-¡Ah...! -Silencio- Vaya, lo siento. -Dijo a media voz.

Ahí empezó todo. No sé, yo tenía fe en el género humano en general: no creía que fueran a portarse mal conmigo, que lo entenderían, etc., pero aún así no quería que se supiera. Ahí empezó todo, decía. La gente que hasta entonces no me había dirigido la palabra comenzó a hablarme. Me preguntaban que si era hija del director (a todas horas), que si mi padre podía echar a tal o cual alumno o profesor (de broma, quizá. ¿Se creían que el instituto era como una empresa y que mi padre era el jefazo?), que si Fulanito o Menganita se me acercaban para hacerme la pelota (y tú, ¿qué estabas haciendo?).

Esto sirvió para alejarme más del resto. La gente no se me acercaba más, ni mucho menos. Tras la "fiebre" de preguntarme siempre lo mismo (y gente de cualquier curso, que el rumorcillo se extendió como la pólvora. Cabrones), fiebre que nunca llegó a extinguirse por completo, me sentía cada vez más al margen.

"¿Y eso es todo?", preguntaréis. Pues no. Además de que la gente ya me miraba de manera diferente (no pude tener la oportunidad de que me conocieran antes de que se supiera lo que se supo), estaba G. "pululando" por allí. Esta G. me acaparaba para ella sola, de tal manera que si alguien se me acercaba (cosa imposible), allí estaba ella para ahuyentarlo. Ella algo sí que se relacionaba con los demás, pero a mí me dejaba totalmente atrás. De hecho, el día que G. faltaba, yo me quedaba completamente sola y en el recreo me dedicaba a dar paseos por el patio. (Es triste, pero es así). Además, perdí mi carácter. Perdí todo mi carácter. Decir "no" se convirtió en lo más complicado del mundo, ya que yo no me atrevía a decirlo para no caer mal a nadie.

Más tarde, apareció el personaje de I. En realidad, sería N., pero como ya tenemos una, pues ponemos I., i de interesada. Si el interés estuviera personificado en alguien, ese alguien sería I. Pues esta I. se me acercó, y eso no hizo sino empeorar mi situación. ¿Y por qué? Pues porque N. (que ya mencioné al principio de mi relato) y su grupo le debieron hacer una putada de la que nunca llegué a enterarme, e I. pasó a estar marginadísima. Así que, ¿a quién acudimos? Pues a Genrou. De tal manera que mi situación era la siguiente: Genrou (la hija del director, ya perdí mi nombre, aunque no mi apellido, claro), G. (que me tenía para ella sola) e I. (que no hizo sino empeorar mi situación). También estaba otra, J., pero todavía no éramos "amigas*".

A partir de entonces, ya que estaban G. e I., todo fue a peor: G. no soportaba a I. Y eso se notaba: el día que me iba con I., G. no me dirigía la palabra. Los enfados de G. podían durar semanas u horas, según. Se sentaba en otro sitio, hablaba con la gente... Y yo, sola. Y los profesores se daban cuenta, claro, pero no hacían caso (bueno, para que lo hubieran empeorado, pues mejor). El día que estaba con G., I. me decía después que mejor que estuviera con ella, que G. no podía estar controlándome así... Y si le hacía caso, vuelta a empezar.

Esta situación se repitió durante todo 1º de la ESO. Conocí a J. y a A., y nos llevábamos bien (y esas sí le caían bien a G., así que no "hubo problema"). La gracia es que cualquier persona a la que yo conocía y con la que me llevaba bien, pasaba automáticamente a ser también amiga de G. Increíble. (Siento liaros con tanta letra, pero tampoco me voy a inventar los nombres...).

Lo pasé realmente mal. A mis espaldas, G. debió extender todo tipo de rumores sobre mí. Yo me enteraba siempre tarde y gracias a terceros, por lo que nunca pude estar segura.

Como a las ocho y media, antes de empezar las clases, yo me ponía a leer (¿con quién iba a hablar, si no?) y además sacaba buenas notas, todo el mundo decía que yo era aburrida. El problema es que los que sacaban buenas notas, especialmente uno, E., tenían envidia (me enteré unos años más tarde), y no se les ocurría otra cosa mejor que decir cosas malas sobre mí. Y yo me preguntaba: "¿Cómo pueden decir que soy aburrida si no me conocen?". Creían que yo llegaba a casa y me ponía a estudiar hasta la noche. Y eso no era cierto. Por aquel entonces, dicho sea de paso, no conocía el manga, que unos años después me sirvió de evasión.

Así que aquí tenéis a Genrou, alias "La hija del director", "La Saitô", "La aburrida"...

Las asignaturas se me daban bien, a excepción de la Gimnasia, pues cuando tocaba jugar a deportes de equipo (fútbol, baloncesto, etc.), nadie me pasaba el balón (¿cómo podían saber si se me daba bien o no si no me pasaban? Tan mala no soy, aunque hasta hace poco siempre he tenido un mal concepto de mí en los deportes).

Aquí termina el capítulo 01. Ya es suficiente por hoy.

En el próximo capítulo... Capítulo 02. Genrou os contará más rumores falsos y su día a día en el instituto (al menos, de lo que se acuerde).

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* No volveré a utilizar ese sustantivo en vano. Es decir: ¿qué es un amigo?, ¿cuándo lo es y cuándo puedes llamarle así?